Signos
El techo centellea amarillos tenues. Sol tempranero filtrándose a través de las maderas. Escondido el cristal de la ventana. Reaparecían pensamientos dispersos. Complejidad entrelazada a pocas letras. Infinidad de veces había ignorado su trascendencia. Abrió los ojos. Inquieto, giró la cabeza sobre la almohada. Cuatro letras habían revuelto su vigilia. Habían sido convocadas ayer por determinado relato que leyera al pasar en aquel libro que alguien dejara sobre su escritorio. Escapó de la tarea diaria. Recorrió calles perseguido por la palabra contundente, breve. La intuyó desposeída en la mirada perturbada del alcohólico encogido en un rincón de la recova antigua. La atravesó rápido. No ver. No más de lo visto. Cuatro símbolos asomados a los ojos del niño abrazado a las rodillas de su madre. Reflejados en el cachorro lamiendo la mejilla de la mujer. Resonando en el grito agudo del que pasó corriendo a su lado hasta perderse en la avenida larga. Cuatro letras voland