Remontar tiempos
Fin de semana ciudadano igual a tantos que fueron. Gente errando de un lugar a otro, transeúntes entusiastas de parques, plazas, lugares donde una parte insuficiente de la naturaleza preservada intentaba paliar el calor agobiante. Esa mañana, como solía hacerlo de tanto en tanto, fue al encuentro de la ciudad abrumadora; iba en busca de los seres que amaba. Renacía junto a ellos. Llegaba, compartía, se marchaba. Apenas permanecía durante un tiempo insuficiente, el suspiro de un instante fugaz. Ellos vivían sus vidas estrenadas, ajetreadas, sus necesidades de pergeñar proyectos familiares. Ley de vida. Ella sólo aspiraba a compartir una ínfima parte de sus existencias; remontaba otros días, otras horas. Al final de aquellas jornadas regresaría a lo suyo. Como siempre, igual que siempre, la nostalgia inevitable acompañaba el regreso. Caminó las calles que la guiaban hacia el lugar donde aguardaba el microbús que la regresaría al amparo escogido. Dejaron atrás centro