Gira, gira, gira, molinete de brazos estirados, entrecruzados, manos tomadas. Canturreadas tonadas, sayas al viento. La cuerda marca alturas. Elevarse raudas, precipitarse esbeltas, risueñas. Diáfanos ecos nacen de las profundidades del alma. Allí, donde todavía brincan anhelos, existe una niña que no dejará de jugar festivos juegos. Existe una niña que nunca dejará de serlo.
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Mostrando las entradas de julio, 2022
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Nelly Perrotta
Infantiles juegos retozan fantasías. Interminable ronda, cánticos, prendas, risas. Al pan, canela. Rayuela, Colores de tiza cuadriculan vereda, salta que salta, alcanzar curvo cielo. Recorre trencito patio, galería, de la cintura tomadas, del corazón burbujeantes carcajadas. Manecitas que manchan sin manchar atavíos, persiguiendo estrellas, abrazando encuentros, agitando aliento. La escondida, escondidita, que nada más esconde pícaras sonrisas.
Enigma
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Nelly Perrotta
Mar. Colinas boscosas. Mar. Península lejana. Otro continente, otras tierras, otro cielo fundiéndose hacia el horizonte en el verde marino. Otra lengua, dulce idioma. En la cima de una de aquellas colinas, se herejía el antiguo poblado de mil y cientos de años más. Poblado que fuera históricamente principado. Todavía por aquel entonces podían observarse restos del que fuera imponente castillo, altas torres, almenas derruidas. Entre sus piedras, en noches de fábulas recreadas junto a la hoguera, bajo el oscurecido cielo de incontables diamantes, rondaban fantasmas danzantes, príncipes, princesas, hadas, duendes. Arrollaban imaginarias historias de inexistentes ejércitos victoriosos. Pasado señorío, cantares al son de laudes. Mucho después, otras realidades. Tiempos de posguerra, primeros años del siglo veinte. Altas casonas conservando antiguos estilos, apretadas, abriendo sus portales sobre estrechas callejuelas ascendentes, descendentes. Familia patriarcal. Familia que trascendía, aba
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Nelly Perrotta
El sol dora el dilatado ramaje del vetusto jacarandá. Ancho tronco, revela vigor trascendental. Pequeños, alados habitantes, sobrevuelan todavía en las breves, cálidas horas, juguetean entre el follaje. Alegran la siesta, irrumpen cánticos límpidos. Anticipan utopías primaverales. El cercano invierno obligará a postergarlas. Empero, esta soleada tarde otoñal, hará posible milagros.