Entradas

Mostrando las entradas de enero, 2022

Legítima esencia

Imagen
El día anterior, incongruente. Lo condujo por momentos escarpados. Vagó de un lugar a otro, de tarea en tarea, obligándose a ocupar cada instante de cada hora. La ansiedad no debía devorarlo. El temor a lo indefinido desaparecía merced al movimiento obligado. Aferrado a realidades que probablemente sólo él suponía posibles, simplemente porque las necesitaba, porque las sabía suyas. Parte de aquellas absurdas consideraciones las dedicó a descargar fuertes pinceladas sobre la tela que llevaba semanas sin dar por terminada. Este ocre aquí, aquel rojo diluido sobre el ángulo derecho, el oscuro azul abarcando el rincón escondido. La basta tela, precisa, destellando colores. Desde su interior trepaban a su mano impulsos, pesares, pasiones, plasmando asombros. Sabía que aquél era un buen trabajo, maduro, una de sus mejores obras, en la que depositara además osada desmesura, la consumación de su ser, el tesón de cada minuto entregado a la realidad abrazadora que solamente él percibía. Acaso fu

Místico adiós

Imagen
Negro pelo, acercándose libre, devolviendo afecto. Acaso fue tu adiós. Husmeabas atrevido nuestras quietas rodillas, brillante lomo ondeado, estilizadas patas. Nos rodeaste, amoroso saludo. Nuestra humana piel te reconoció. No dudamos. Fuiste tú, encarnada poetiza. Regresaste a tu cita, la de cada viernes. Regresaste a nosotras, nos acompañaste un poco más. Nos reconociste. Nos premiaste. No fue don para todos. Sólo nosotras dos advertimos tu encubierta presencia. Místico descubrimiento, erizada piel.

Regreso

Imagen
Imposible olvidar la luz del espléndido amanecer benigno. No fue lo anhelado. Ni para ti ni para mí. Fue. Es. Llevábamos el peso de las horas compartidas, la interminable caminata de meses inciertos. La cabalgata inquieta de los escurridizos años que sumaron tiempo. Corrimos bajo la lluvia huyendo a los miedos. Nos deslizamos debajo de las sábanas pulcras que alejaron el engreído estío sólo por un momento. Acunamos delirios, trastabillamos en los sueños. Avanzamos en soledad, pesados, queriendo no querer, deseando no desear. Regresar con el regreso. Acariciar luces en los inquietos ojos. Reír la risa que recuperamos con el viento. Revivir el abrazo que se quedó en los días muertos. Recobrar atinados bríos, sumar andares firmes. Tener el valor exaltado, suficiente para comenzar una vez más. La sabiduría necesaria para silenciar escrúpulos, torpezas, el pasado. Descubrir en las venideras horas el alborear dócil. Reconocer que volvemos a ser uno, como uno es el aliento lozano que suscitó
Imagen
  Paloma ciudadana, sucio batir de alas, ojuelos tristes. Viento huracanado, deshoja flores, marchita frutos nuevos. La lluvia hiede, su aliento recorre calles infectas.

Niña mujer

Imagen
Días nuevos, cielos multicolores presagiando lo impredecible. Impulsos jóvenes, inconscientes, volubles, alzados en pos de triunfantes veleidades. Adolescencia. Adolecer. Su corta existencia todavía abrigaba recuerdos infantiles, ansiedades amanecidas, metas incansables. Rebeliones ocultas tras el desorden de sus días expresadas en aparentes nimiedades, el desorden en su habitación, en sus pertenencias, en la tajante respuesta siempre pronta a brotar como lava ardiente, instante a instante. Exabrupto no calculado estallando pueril, ante las correcciones que los demás suponían justas, lanzadas al viento de lo impensado. Tal como sucediera ese atardecer veraniego sofocante, durante la cena recién servida. La pregunta inesperada indujo al encono inesperado, provocó interrogantes en las miradas inquietas del entorno familiar. Silenciosos buscaban encontrar sus huidizos ojos, ocultos detrás de cada bocado, perdidos en desmenuzar los pocos alimentos con calculado asco. Su tozuda cabeza incli