Entradas

Mostrando las entradas de mayo, 2022
Imagen
  Rueda la rueda refulgentes giros. Arco iris, esconde tesoros inauditos. Nacer, vivir. Atesorar bien, paz, aciertos. Encubrir daños, errores. Puertas abiertas, cerradas algunas. Laberintos oscuros. Túneles orientan hacia infinitos cielos azulinos. Caídas, elevaciones. Perdidos infiernos, recuperados sueños. Ser hoy. Mañana perderse, volver a reencontrarse. Acaso renacer siempre.
Imagen
  Diminutos, agitados, aleteos verdes azulinos. Recorren pequeños capullos coloridos. Bello saltimbanqui. Hurga su afilado pico el interior rojizo, busca sustento, dulzor. Lo acoge la entreabierta belleza de la flor rendida a su inexcusable, apremiante deseo. No será única búsqueda. No será única entrega. Irá, urgido, de rama en rama, de flor en flor. De tanto en tanto, reposará su ingenuo ardor.
Imagen
  Sauce criollo, relumbrada melena. Movedizas imágenes doradas, iluminan los cristales del ventanal día a día. Mañanas lluviosas vestidas de oro, remedando al sol sobre el delgado tronco. Embellecido rincón veraniego. Áurea llovizna otoñal esparcida dondequiera. Asombrará en primavera su renovada iridiscencia.

Cuenta cuentos

Imagen
¿Hacia dónde voy? Quizás sepa responder mis interiores demandas. Vuelvo al ayer y desde allí voy al encuentro de mi verdad. Desde niña, después del almuerzo, me sentaba en el descanso gastado de la escalera que conducía a la terraza de la humilde casa del abuelo materno, a leer, fabular. Mi abuelo sin sonrisas. Mi abuelo todavía fuerte, juvenil. Escondía la tristeza provocada por su obligada soledad. Imponía distancia, encubría temores, esos que el horror de la guerra inducía a desmembrar familias. Su mujer, parte de sus hijos asolados por el espanto, más allá del océano, separados por circunstancias imprevisibles. Al atardecer, sentado en su baja silla, al amparo del tupido parral cargado de uvas que cubría el patio, inmóvil, velada su mirada azul tras el humo de su pipa. Mitad de la familia aquí, liderada por él. El resto, la abuela, los jóvenes tíos, perdidos en un mundo inalcanzable que nosotros soñábamos en sueños no contados, padecidos. Así, cada domingo nos reuníamos junto a él,