Innegable

 

De allí soy, de allí vengo.
Desde la llanura pampeana transformada en caótica urbe, a veces expectante, generosa, por demás incierta, dura, portentosa en bienes.
Atractivos palacios, legados de otras tierras. Torres edilicias modernas. Enjoyados escaparates ofrecen lo inalcanzable para la mayoría laboriosa que recorre sus calles. Gran metrópoli encubridora de pobrezas a los pies de magníficas construcciones centenarias rodeadas de recovas sucias que albergan miserias humanas nocturnas, cobijadas debajo de cartones húmedos, amparados en rincones malolientes a causa de los orines esparcidos. Humana degradación que forma parte de esa singular mezcla, opulencia que atrae, indigencia que repele.
Puerto abierto al mundo.
Desciendo a orillas del Plata, río leonino que ondea hacia el horizonte o regresa en pos de orillas arenosas, según entonados vientos.
Huyo de aquello que no puedo modificar, aceptar. Avanzo hacia los colosos norteños, dormidos entre brumas; despiertos por los aires alborotados que esparcen cenizas.
Acogida errátil.
Reanudo la marcha; continúo con la búsqueda de alientos transformadores. Los pasos se dirigen lentos hacia señalados lindes, recorren derroteros inéditos. Cauta, deambulo el hoy; el mañana augura tiempos de siembra, perfila la cosecha abundante.
Construiré mi ser alborotado, mi yo ansioso de integraciones fecundas, es la meta a la cual aspiro. El camino anima a transitar su huella. No demasiado lejos atraen portales de añoso cuño, transportan a luces sabias, a posibles encuentros con lo auténtico, con lo deseado, proyectado, esperado. No será lo perfecto sino lo posible.
Del Plata vengo.Milenarias alturas señalan infinitos. En ellas, quizás, será posible el hallazgo de lo innegable.

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