Lo escuchó.

No lo vio.

Algo, leve, muy leve,

suspiro apenas audible,

surgió de su sonrisa.

Rumores de frágiles alas,

sutiles magias interiores.

Entonces, el Cosmos,

astros rutilantes,

fueron adyacente armonía.

Comentarios

  1. Bellísimo. Tan bello y profundo en pocas palabras

    ResponderBorrar
  2. Zulema suarez.Me encanta todo los relatos y la manera de expresar felicitaciones

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Sutilezas

El gran don