Luna otoñal.
Naranjas, sepias
dorando ciudades.
Bruñendo lejanos campos,
florestas.
Salpicando caminos del ayer,
del hoy, de siempre.
Senderos enrojecidos
allá donde el arce
sacude ramas.
Crepitan sus hojas
en los entornos,
desvanecido rubor.
Luna de abril,
asciende hacia la noche,
cuajada de diamantes.
Su luz, domina infinitud.

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