Frágil, veloz,
inquieto.
Plumaje
verde grisáceo,
de oro tu pecho.
Tu fino pico pequeño
hiere el florecido corazón.
Tus desmirriadas patas
reposan segundos
sobre ramas en flor.
Agitas tus alas,
desapareces, luz,
esencia.
Yal andino,
cada quien te nombra
según su diferente
estilo.
Según el mío
llamarte milagro
quisiera.

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