Anochece.
Rojiza inmensidad
envuelta en grises humaradas.
Constante desaparece
detrás de ondulantes titanes.
Va en busca
de lejanos amaneceres
Perfecto ciclo universal.
Añade sombras
sobre ocultas riberas.
Alcanza tenaz luz
hacia determinada vera.
Señor de oscuridades.
Señor de la luz.
Su brillo enceguece
distantes auroras.
Su ausencia desvanece
remotas riberas.
Señor de la vida,
de lo inalcanzable.
Sutilezas
Tejido enmarañado, resistente, muchas veces obtuso. Arropa o desnuda nuestra existencia, tiempo, distancia. Trama sutil que nos une a través de los días de nuestra vida a lo ignoto. Más allá de lo previsto, de aquello que en nosotros alumbre o no alumbre, nos abarque desde siempre. No sé hacia dónde nos conduce, no sé qué nos espera, qué hay más allá de la añoranza. De esta manera ancestral de querer esperar lo probable, lo improbable. A pesar del desgarro, de la nada que nos asola y a la vez intenta acercarnos a la esperanza, contra todo riesgo, soslayando el cansancio. Allí, en ese ámbito que se abre luminoso, allí es donde se tejen las hebras de la constancia, de la perseverancia, del bien previsto.
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