El sol dora
el dilatado ramaje
del vetusto jacarandá.
Ancho tronco,
revela vigor
trascendental.
Pequeños, alados
habitantes,
sobrevuelan todavía
en las breves,
cálidas horas,
juguetean entre el follaje.
Alegran la siesta,
irrumpen cánticos
límpidos.
Anticipan utopías
primaverales.
El cercano invierno
obligará a postergarlas.
Empero, esta soleada
tarde otoñal,
hará posible milagros.

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