Al atardecer,
loros en la barranca
vuelan ruidosos.
Ronda de aves
vigilando polluelos,
profundos nidos.
Llega el guardián.
Prevenida bandada,
vida a su paso.
Sutilezas
Tejido enmarañado, resistente, muchas veces obtuso. Arropa o desnuda nuestra existencia, tiempo, distancia. Trama sutil que nos une a través de los días de nuestra vida a lo ignoto. Más allá de lo previsto, de aquello que en nosotros alumbre o no alumbre, nos abarque desde siempre. No sé hacia dónde nos conduce, no sé qué nos espera, qué hay más allá de la añoranza. De esta manera ancestral de querer esperar lo probable, lo improbable. A pesar del desgarro, de la nada que nos asola y a la vez intenta acercarnos a la esperanza, contra todo riesgo, soslayando el cansancio. Allí, en ese ámbito que se abre luminoso, allí es donde se tejen las hebras de la constancia, de la perseverancia, del bien previsto.
Tan simple y tan bello...
ResponderBorrarNo podria estar mas de acuerdo!
ResponderBorrarJuan, Mauri, así los recuerdo ... así están en mí... gracias Juan!!!!.... Gracias Mauri!!!!---Nelly
ResponderBorrarQue bellamente descripta la barraca de los loritos. Un canto a la vida y a la naturaleza
ResponderBorrarGracias Elena, tus palabras son siempre muy alentadoras! Nelly Perrotta
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