Regalos


A mis hijos Juan y Marita

Regalos


Ese regalo tuyo, deseado, esperado, soñado consuelo, henchida alegría.
Atravesó audaces horas, recorrió juveniles etapas, enigmáticos instantes.
No contaban el otro o los otros. No contaba el no ser o ser.
Nada contaba la edad ni la premura. Importaba soñar despierta o dormida.
Importaba abrir los brazos para recibirte.
Extender el vientre para darte cabida, para dejarte crecer, para ayudarte a
llegar, impulsarte a vivir.
No fuiste el único regalo, dos, inmerecidos, fueron.
Dos verdades entregadas, primero una, otra no mucho después.
Dos vidas otorgadas por el Creador paciente.
Dos vidas confiadas, a quien, como yo, tuvo la osadía de soñarlas, amarlas, más allá, mucho más allá, de mi propia soñada existencia.

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