Naturaleza


Aún me queda la esperanza del mañana fructífero en largos despertares.
Despertar de la tierra amodorrada, portentoso bostezo de las entrañas profundas de la revuelta mar.
Despertar del soleado amanecer tras el persistente soplido del pampero,
acuciante enemigo de huidizas neblinas.
Reverberar primigenio de la naturaleza anticipando retoños, tímidos cantos, perezosos rugidos, breves sacudidas de pequeñas alas.
Gorjeo altanero, alertando agudo, conminando a abandonar refugios.
Sonrojado alborear.
Avanza la mañana, despierta la vida al encanto cotidiano, al renacer perpetuo.
Entrega mansa, oportuna.
Renovada, prodigiosa esperanza.

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