Nada me falta, nada deseo,
si estás conmigo.
Todo lo tengo, a todos bendigo,
aunque a veces la humana
fragilidad me lleve a añorar
otros tiempos.
De nadie me separo,
a todos recibo,
a todos deseo alcancen sus sueños
El conoce lo que encierra mi corazón.
Aquello que habita en mi conciencia.
En Él mi alegría, en ÉL mi paz, mi FE.
Cada uno encuentre su propia pacificación.
Benditos todos, luz en sus vidas.
Nada me falta, nada deseo,
Si estás conmigo Señor de la Vida,
todo lo tengo, todo lo elevo hasta alcanzar
lo Verdadero.
Sutilezas
Tejido enmarañado, resistente, muchas veces obtuso. Arropa o desnuda nuestra existencia, tiempo, distancia. Trama sutil que nos une a través de los días de nuestra vida a lo ignoto. Más allá de lo previsto, de aquello que en nosotros alumbre o no alumbre, nos abarque desde siempre. No sé hacia dónde nos conduce, no sé qué nos espera, qué hay más allá de la añoranza. De esta manera ancestral de querer esperar lo probable, lo improbable. A pesar del desgarro, de la nada que nos asola y a la vez intenta acercarnos a la esperanza, contra todo riesgo, soslayando el cansancio. Allí, en ese ámbito que se abre luminoso, allí es donde se tejen las hebras de la constancia, de la perseverancia, del bien previsto.
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