Esa mancha de humedad
dibuja rondas,
sueños no alcanzados,
imaginación arrebatada.
Sentimientos encontrados.
Mil y una posibles imágenes.
Aquellas que nos permitimos
trazar en nuestros pensamientos,
en nuestros frágiles encuentros
con etéreas ficciones.
Las que quisiéramos alcanzar
con el alma erigida en mil
divagados rumbos,
añoradas, incontables fantasías.
Sutilezas
Tejido enmarañado, resistente, muchas veces obtuso. Arropa o desnuda nuestra existencia, tiempo, distancia. Trama sutil que nos une a través de los días de nuestra vida a lo ignoto. Más allá de lo previsto, de aquello que en nosotros alumbre o no alumbre, nos abarque desde siempre. No sé hacia dónde nos conduce, no sé qué nos espera, qué hay más allá de la añoranza. De esta manera ancestral de querer esperar lo probable, lo improbable. A pesar del desgarro, de la nada que nos asola y a la vez intenta acercarnos a la esperanza, contra todo riesgo, soslayando el cansancio. Allí, en ese ámbito que se abre luminoso, allí es donde se tejen las hebras de la constancia, de la perseverancia, del bien previsto.
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