Entradas

Islas

Imagen
    Somos islas. Eso somos. En cierto modo lo somos. Vamos andando a través de nosotros mismos. A veces, conscientes. Otras, tragados por nuestra ignorancia. La mayor parte de nuestra vida, deambulamos sin reconocernos ni reconocer nada ni a nadie. Sin entrever siquiera que somos apenas un minuto que transcurre, que se diluye en ese no ser, en lo impensado. Nuestros afanes inútiles, son precisamente eso, inútiles. Si discurrir queremos, sin voltear la cabeza a un lado, a otro, atrás, adelante, pasaremos de largo no sólo frente a los otros, sino frente a ese otro que somos nosotros mismos. Islas somos. Nos rodea el océano de la existencia, el océano que conlleva vida, la nuestra, la de otros y nos conecta con el resto de lo creado, con el infinito. Nos permite acercar la barca de la esperanza a quien quiera subirse a ella. A quienes nos consientan navegar junto a ellos, en la armonía del consenso, del disenso, del reconocernos parte de un todo. Sólo así, tal vez, iremos má
Imagen
  Hechos, sentimientos, ocultas emociones. Alguien cerca, lejos de sí mismo. Enfrenta diarias lides, Pesares, enemigos supuestos. Avanza sin avanzar, Retrocede hacia instantes vividos, perdido en ellos. Dispuesto a extraviar aquello que no fue suyo. Reencontrar lo inesperado, incomprendido presente. Evitar el abismo, más que un intento. Reconocerse                   en la rueda del tiempo.

Decidores

Imagen
    Escribimos, escribimos, escribimos. Acaso una novela, pero de nada somos autores. Escribimos las fantasías que nos induce a relatar nuestra imaginación. Las trampas de los juegos inventados, las de suponer que somos creadores, hábiles inventores de lo nuevo; de nada. Cuando en realidad sólo revivimos lo vivido. Cuando en realidad apenas sabemos contar algo de lo nuestro, de otros. Copiar soledades, frustraciones, éxitos y lo hacemos en aquello que llamamos tercera persona o en las que sean. Siendo que, al fin y al cabo, somos nada más y nada menos, que nosotros mismos detrás de nuestras visiones, certezas, incertidumbres, con las cuales llenamos páginas y más páginas de locuras poéticas. Sólo somos nosotros y los otros, los que caminaron y caminan a nuestra vera. Ciudadanos universales. Al escribir la novela de nuestra existencia nos transformamos en decidores sublimes o mediocres, de realidades o irrealidades propias, ajenas. Tal es lo que revelan cada una de nuestra
Imagen
    Orden infinito. Elevarse hacia él, atrapar lumbres, perderse en lo definido. Eterno titilar, intensas realidades, insondables posibilidades. Celeste imagen diurna, hondo azul nocturno. El Cosmos. Develada existencia, naturaleza expuesta. Íntimos universos, multiplicidad humana. El Cosmos. Conmueve, perdura, hasta lo previsto.

Pinceladas desteñidas

Imagen
    Calles del gran no sé qué. Aquellas que alguien describió como acuarelas porteñas. Calles en las que hoy no viven arboledas extensas ni existen quintas rodeando casonas en las cuales refugiarse. Donde el reposo, la seguridad, ya fue. Calles. Esas que ahora recorremos sumidas en la mugre, las que copiaron lo peor de la urbe cercana. Calles del gran no sé qué. Donde los orines y algo más, embadurnan nuestros pies, nuestras almas. Desde donde es imposible levantar vuelo hacia el sol sin correr el riesgo de resbalar en aquello que daré en llamar excrementos, por ese afán inútil de querer cuidar un idioma rico por excelencia. Sin embargo, hoy, con justificada bronca, me permitiré nombrar sin hacerlo del todo, por ese otro afán mucho más inútil todavía de conservar determinados pruritos incorporados en la infancia. Y aquí va: “m…”. Me resisto a usar el bastardeado modernismo o posmodernismo o todos los “ismos”, para justificar también yo, los cambios supuestamente necesario